viernes, 19 de noviembre de 2010

“El arte salva. El arte sana. Cuando están inmersos en
la creación de su obra, no existe otra cosa, y por suerte también existe todo, lo que los conforma como personas. Su  historia extraña y dolorosa aparece en sus colores, en sus escenas, en sus voces  cuando cantan, en sus hombros cuando bailan, en su mirada cuando sonríen.
Pero el arte ha transformado esos dolores en algo que tiene vuelo propio, y que nada  ni nadie podrá sacarles nunca, son ellos mismos viajando por lugares cuidados donde  pueden ser libres de expresar lo que quieran, a través del lenguaje que más les gusta.

Y esto alimenta tanto el alma, que por un momento el juego lo es todo, y allí dentro se confrontan, se reconocen, se resuelven.
Y cuando haya que volver a la realidad, las cosas ya no serán tan tristes, hay algo que brilla adentro, está al alcance de la mano y sin riesgo de ser perdido, y ellos ya se dieron cuenta.”


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